Uno de los males para los boiler industriales además de espumado, incrustaciones y otras cuestiones, es el arrastre. Para que nuestro sistema de caldeamiento opere de forma ideal y óptima, es preponderante que en todo momento contemos con un vapor limpio.
Los altos costos son unas de las consecuencias principales del agua contaminada, y es que la dispersión de sólidos y otras suciedades por el sistema, generarán dichos espumas y arrastres tan indeseables, causantes de paros imprevistos y de mantenimientos exhaustivos de las redes de boiler.
¿Qué es el arrastre?
Pues básicamente es toda esa materia que se arrastra a través del vapor, materia que normalmente debería salir limpia por una de las salidas del sistema. Una problemática de arrastre implicaría gastos de mantenimiento en caldera, que repercute generalizadamente en toda una planta o complejo industrial, al poner en riesgo la seguridad del lugar así como a sus trabajadores; otra consecuencia es el excesivo gasto de combustible. Ahora, este problema se puede solucionar eliminando o al menos minimizando sus efectos; solo tenemos que hacer algunas acciones correctivas, aunque también es importante saber que algunas veces, aunque hagamos todo lo posible por prevenir el arrastre, este podría persistir.
Cómo reducir el efecto del arrastre por los sólidos en nuestro sistema de calderas
Para minimizar lo más posible los sólidos que se generan en la red de boiler, es preponderante acudir a métodos de lavadores o limpiadores de vapor, y a los separadores de vapor.
La función de los lavadores de vapor es la de limpiar los vapores salientes por medio de agua pura (relativamente hablando). De esa manera habrá una limpia en el vaho que sale por el calderín.
Por otro lado, los separadores usan choques de vapor para erradicar los sólidos. Igualmente se puede emplear un cambio brusco de dirección en el flujo, provocando que las suciedades sean eliminadas por el efecto de la fuerza centrífuga. Es esencial tener cuidado con los golpes de agua en nuestro equipo de caldeamiento, por ello los separadores son una gran opción, ya que básicamente funcionan como purificadores.
Dejar pasar el más mínimo índice de arrastre, nos llevará invariablemente a la producción de arrastre excesivo. ¿Por qué pasa esto? Porque los sólidos se concentran demasiado a tal grado de causar un deterioro considerable en la mecánica del sistema, también las turbinas y los tanques de alimentación podrían sufrir daños importantes.
Para medir los sólidos disueltos se recurre a la conductividad, que esencialmente se mide a través del micromho, y para realizar el control de tales sólidos, se deberá hacer una purga.
Pero eso no es todo, los daños por arrastre pueden incidir gravemente en las películas de óxido de hierro magnético, los cuales son responsables de la protección de los metales de las calderas; dichos metales quedan expuestos al vaciado, una forma de daño a través del ácido o bajos rendimientos de operación por un pH bajo. Otra consecuencia del arrastre es la generación de hidrógeno, que daña el metal de forma directa.
La importancia de la purga en las calderas
La purga de sistemas de boiler es preponderante para mantener el óptimo funcionamiento de todo el equipo. Mediante dicho método podemos eliminar la mayor parte de incrustaciones, materiales, polvos, lodos, y otras suciedades que perjudican a los calentadores.
Por un lado, existe la purga superficial, que se aplica a equipos de caldeamiento más sencillos; solo con un monitoreo y control constante, será suficiente para evitar complicaciones en el desenvolvimiento de los arrastres. Sin embargo, para sistemas más robustos y complejos, tendrá que combinarse una purga superficial con una purga más profunda.
Los procesos de purgación son muy beneficiosos, porque no solamente se encargan de eliminar toda clase de impurezas, además, minimizan notablemente el uso de productos químicos; las pérdidas de calor también disminuyen notablemente. Más adelante podremos seguir profundizando en el tema de la purga.
