En anteriores artículos hemos hablado de las características químicas de nuestros boiler y cómo pueden repercutir en los sistemas de caldeamiento. Es importante saber todo esto porque nos puede dar un parámetro para otorgar un mantenimiento a nuestros calentadores de manera más eficiente. Debemos recordar que todas esas incrustaciones o suciedades son capaces de dañar considerablemente nuestro sistema, por ello tenemos que encontrar las mejores formas para tratarlas.
Ahora, también hay que conocer que para ejecutar las pruebas químicas, su factibilidad depende mucho del agua de aportación y su desenvolvimiento con el condensado, lo que lleva al agua de alimentación del boiler. Asimismo el tratamiento químico que se va hacer de acuerdo a la opinión de los especialistas en pruebas químicas y su tratamiento.
Prueba o test de hidróxido.
Esta prueba es trascendental, ya que determinará un control más efectivo de la corrosión e incluso arrastres que formen incrustaciones. Es muy importante que el hidróxido se mantenga bajo para que se eviten las espumas por acción del mismo arrastre; también para prevenir tensiones críticas o concentradas que dañen de manera directa al acero de nuestra caldera o tubería. Con esta prueba también podremos usar las concentraciones de hidróxido para transformar la dureza que es capaz de crear incrustación en lodos que puedan purgarse fuera del sistema de caldeamiento.
Prueba o test de alcalinidad.
Mediante el cálculo de acidez, podremos obtener los datos necesarios para el buen control de las corrosiones e incrustaciones. Dicho cálculo se hace mediante la adición del álcali al agua bruta ácida.
Prueba o test del fosfato.
El propósito es concentrar y controlar los fosfatos en el sistema para que se puedan crear incrustaciones con alta solubilidad, y así se puedan purgar al exterior sin que se presenten problemas. Asimismo la presencia de fosfato en el agua evitará que se produzca hidróxido libre, que es un problema para nuestra red en cuanto a fragilidad.
Prueba de dureza y test de magnesio y calcio.
La prueba con calcio y magnesio puede ayudar a controlar esas incrustaciones indeseables, y es que determinarán la necesidad para añadir sosa y cal en el agua del boiler. Mediante el calcio y magnesio se podrá medir la dureza del agua blanda y bruta que pertenece a la alimentación.
Prueba o test de sulfito.
Antes que nada, es necesario saber que este tipo de tratamiento no es recomendable para calderas de alta presión (112 kg/cm2 o 1,600 psi). Sabiendo eso, la concentración de sulfito ligeramente elevado al mezclarse con el oxígeno presente en el agua del sistema, la corrosión se podrá evitar.
Prueba o test de cobre.
Esta es una prueba muy común para observar si el retorno de condensado posee óxido de cobre o un contaminante similar de manera excesiva. Las reparaciones que suplen al cobre serían capaces de disminuir la fuente del contaminante en cuestión.
Prueba o test de conductividad eléctrica.
Esta prueba química tiene la utilidad de hacer dos detecciones. En primera instancia puede determinar el número de sólidos que estarían disueltos en el agua de caldera, ya sabiendo esa información se podrá recurrir a una purga necesaria. Asimismo si la prueba se realiza en el retorno de condensado, es capaz de encontrar fugas de agua bruta del sistema de condensación e intercambiadores de calor hacia el condensado, de esa forma se podrán hacer las acciones correctivas pertinentes antes de que se crean daños graves en el sistema de boiler. Por ello este test tiene una doble utilidad.
Prueba o test de hierro.
Es similar a la prueba de cobre, es decir, sirve para observar los posibles excesos de óxido de hierro que existen en el retorno de condensado, que suelen provenir de los conductos anexos y la maquinaria del sistema de caldeamiento. Cabe resaltar que el hierro está en forma de partículas y no disuelto en agua como algunos pensarían, es por ello que los filtros de membrana son empleados para acercar la concentración en el agua.
Los tratamientos para las aguas de calderas se pueden determinar de acuerdo a parámetros como presión, suministros, agua de aportación, y otros. Igualmente para dichos tratamientos lo que se recomienda es analizar periódicamente el agua del sistema, enlistando todas las impurezas, para que el proceso de tratado sea mejor ajustado.