Cómo proteger a tus seres queridos controlando los niveles de humedad y temperatura
Es de suma importancia que cuando haya un bebé viviendo en una casa, ésta sea lo más cómoda posible, en cuanto a las condiciones climáticas internas. Más aún es trascendental que su cuarto posea la temperatura y humedad ideal, para que tenga un óptimo descanso y por todas medidas posibles evitar alguna enfermedad que vaya a contraer el infante.
Hay que entender que no importa la época del año en el que estemos para extremar precauciones en nuestro bebé, es decir, tanto en invierno como en verano, las condiciones internas del hogar tienen que ser las correctas, y más cuando existen variaciones importantes en las temperaturas externas, por ello es necesario seguir una serie de recomendaciones para establecer un clima ideal en la habitación del bebé.
Primero hay que entender las razones por las cuales un bebé o recién nacido son más susceptibles a las variaciones térmicas. Cuando el nene está en el útero de su progenitora, percibe un ambiente de lo más cómodo, perfecto se podría decir, y es que no siente frío o calor alguno, simple y sencillamente percibe un clima templado. El problema viene cuando sale del vientre de su madre durante el parto, ya que desde ese momento el recién nacido empieza a perder calor de manera acelerada, aproximadamente 0.3 grados Celsius por minuto.
Es sentido común que sienta tales alteraciones, es decir, nace mojado y desnudo, también es normal que su termorregulación de temperatura no funcione adecuadamente en las primeras horas de vida, por lo que se acrecienta aún más la sensación térmica del bebé. Igualmente no posee la grasa suficiente para la retención del calor y su piel al ser tan fina y suave, no lo protegerá mucho de las variaciones climáticas. Asimismo la alimentación en su inicio no es suficiente para generar calor corporal.
Es trascendental tener muchos cuidados para con tu niño o niña, por ello aquí algunas recomendaciones en el uso de
calefacción y otras generalidades:
- Es muy importante mantener una ventilación uniforme en la habitación del bebé, cuidando mucho de no
exponerlo a corrientes directas, ni mucho menos ponerlo cerca de una ventana. Recuerda que es muy susceptible a cualquier tipo de brisa, y su enfriamiento puede ser muy rápido. - El uso de la calefacción es muy importante, hay que mantener en su estancia una temperatura templada, pero equilibrada. Cualquier calefactor es bueno (de preferencia eléctrico), siempre y cuando mantenga una temperatura entre los 18 y 20 grados Celsius en la noche, durante su hora de dormir.
- Ahora, durante el día, lo que se recomienda es que mientras el bebé esté despierto y con cierta actividad, la habitación donde esté debe tener una temperatura mínima de 21 °C y una máxima de 24 °C. Es esencial mencionar que cualquier indicio de sudor lo mantengas a raya, porque una humedad en su ropita puede ser perjudicial en su sensación térmica, además de que provocaría una eventual deshidratación. Tal vez el uso de toallitas húmedas sea una opción, sin embargo sería buena idea consultar con su médico, por si es sensible a una dermatitis.
- Algo para tener en cuenta es la utilización de aire acondicionado; este se puede poner en funcionamiento, pero de preferencia cuando no esté el bebé presente. El aire acondicionado sería perjudicial más que beneficioso si entra en contacto directo con el infante, porque causaría un resfriado o algo peor. Por ello aconsejamos que para refrescar una habitación, se emplee algún tipo de humidificador, está comprobado que es lo mejor para el bebé.
Para finalizar, se recomienda la instalación de un termómetro e higrómetro en la habitación del niño o niña, para estar al tanto de las condiciones climáticas internas; recuerda que el porcentaje de humedad ideal en su área debe ser entre el 30 y 50 por ciento.