Contar con agua caliente resulta indispensable en un gran número de entornos y particularmente en aquellos en que la limpieza y desinfección son cruciales para el éxito y seguridad de las actividades desarrolladas en ellos, es fundamental. El agua caliente se puede obtener por diferentes medios pero sin lugar a dudas, el más cómodo y práctico es utilizando un calentador de agua, ya sea a gas o eléctrico, pues estos equipos permiten disponer de agua prácticamente en cualquier momento y, en caso de aquellos que son de paso e instantáneos, de manera ilimitada.
El agua caliente para limpieza y desinfección
Refiriéndonos particularmente al uso de agua caliente en entornos como cocinas, hospitales y clínicas en los que tiene aplicaciones en la limpieza, desinfección y esterilización de superficies y materiales de trabajo, puede emplearse como agente auxiliar en la remoción de residuos y materiales extraños, en la reducción de contaminación microbiana y en la eliminación de microorganismos en estado latente o activo que puedan causar infecciones o enfermedades de diferente tipo. El uso del agua caliente para desinfección de ropa y toallas es otro entorno en donde se usa con mucha frecuencia. Para hablar de este tipo de aplicaciones del agua caliente cabe aclarar que los conceptos de limpieza, desinfección y esterilización se emplean para referirse a distintos procesos que si bien, todos tienen como finalidad remover los contaminantes de una superficie, tienen distinto poder de acción sobre los microorganismos y otros agentes causantes de la propagación de enfermedades e infecciones.
Limpieza, desinfección y esterilización
Un proceso completo para eliminar contaminantes comprende las tres etapas de limpieza, desinfección y esterilización y en el sector salud y alimenticio está reglamentada su aplicación para garantizar la seguridad de quienes brindan y reciben los servicios propios de estos sectores. La limpieza es la primera etapa del proceso y consiste en remover los residuos y materiales extraños de las superficies, ya sean mesas de trabajo, utensilios, herramientas o instrumental. Los residuos pueden ser desde comida hasta restos de sangre y partículas suspendidas y para llevarlo a cabo se emplea agua, detergente y específicamente en hospitales, laboratorios y clínicas se emplean además productos enzimáticos. A pesar de que la limpieza tan sólo puede llegar a reducir de entre 3 a 4 logaritmos la contaminación microbiana, es un paso previo a la desinfección y esterilización fundamental para que éstas resulten eficaces.
Por otra parte, la desinfección reduce en 3 a 5 logaritmos la contaminación microbiana y destruye agentes infecciosos presentes en las superficies. Con la desinfección se pueden eliminar formas vegetativas y se puede realizar mediante agentes químicos o físicos, como la aplicación de calor. Finalmente, con la esterilización las superficies quedan libres de todo microorganismo, latentes o activos, y reduce en 6 logaritmos la contaminación microbiana y contempla el control físico, químico y biológico de las superficies para garantizar la eliminación de contaminantes.
Durante el proceso de lavado, como ya hemos mencionado, puede utilizarse un calentador de agua para obtener el líquido en el que se disolverán las sustancias elegidas para realizar tal tarea, como pueden ser soluciones alcalinas, abrasivas, detergentes enzimáticos, surfactantes o estabilizantes. La temperatura del agua que se emplee en esta parte del proceso de eliminación de contaminantes es de gran importancia pues para eliminar proteínas y glucosa, por ejemplo, se requiere de agua fría, mientras que para remover minerales y grasas el agua caliente funciona mejor. Asimismo, la eficacia de la sustancia elegida para el lavado depende en gran medida de la temperatura del líquido en el que se disuelva.
La desinfección, por otra parte, se puede realizar mediante el uso de agentes físicos o químicos y la elección del método depende tanto del tipo de material que se va a tratar como de la relación costo-beneficio que ofrecen. Los métodos de desinfección se clasifican según su capacidad para destruir o reducir microorganismos y encontramos los de baja acción, los cuales tienen poca efectividad frente a hongos, no eliminan el bacilo de Koch, ni virus ni formas esporuladas ni lipídicos y son por lo general de uso antiséptico; los de acción intermedia, que pueden eliminar bacterias vegetativas, puede matar al bacilo de Koch y algunas esporas bacterianas; y los de acción alta, que pueden eliminar todo tipo de microorganismos incluidos los virus, las esporas y los hongos.
Desinfección mediante calor
El medio físico de desinfección más comúnmente utilizado es el calor y cuando consiste en el calentamiento de líquidos por lo general a una temperatura por debajo de su punto de ebullición se conoce como pasteurización. La pasteurización puede destruir microorganismos infecciosos pero no esporas y para que se obtengan buenos resultados es necesario que las superficies estén limpias y que se realice su inmersión completa en agua a una temperatura adecuada. Lo recomendado es que se trabaje a una temperatura de 65°C durante 15 minutos, o bien, que se emplee una autoclave de vapor. Una vez que se ha concluido el tiempo de inmersión o exposición al vapor de agua caliente es necesario que las superficies se sequen perfectamente.
Además de la inmersión en agua caliente y el uso de autoclave existen otros medios de desinfección mediante el uso de calor, como puede ser la exposición a vapor, por vapor a presión o utilizando un microondas. En cualquier caso se recomienda que las superficies se expongan al calor por lo menos 15 minutos y que las superficies se sequen bien antes de que se sometan a la fase de esterilización, de la que hablaremos en próximas entradas.
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